14 diciembre 2006


Percibir o intuir aquello que hay de necesario en lo fortuito o en lo casual. La razón a la que esa casualidad responde. ¿No sería eso la experiencia poética (al menos unos cuantos, durante un tiempo, sostuvimos una creencia que iba en esa dirección, inspirada seguramente, a menudo sin saberlo, en la idea de “correspondencias” de Baudelaire) o uno de los modos en que eso que llamábamos "experiencia poética" puede darse? ¿No sería esa intuición, esa “presencia” irresoluble de una necesariedad o una razón en lo fortuito lo que hace que nos detengamos especialmente, como ante un misterio, en ciertas imágenes o ciertos encuentros de palabras (no sólo en poemas, también en el cine de Tarkovski o en el de Kitano, o en los modos en que suspende o introduce notas Monk)? ¿Y tendrá algo que ver eso con la extrañeza pavesiana que hace emerger lo desconocido en lo conocido o muy conocido? A primera vista son lo opuesto, pero quién sabe si no se trata de dos ángulos desde donde ver lo mismo. En uno y otro caso me parece encontrar alguna vinculación con el hecho de que, al fin y al cabo, la poesía es una supervivencia de un modo "primitivo" de relación entre la subjetividad y el universo, que en los antiguos se daba, por ejemplo, a traves del mito. Bueno, convengamos que la poesía no: alguna poesía. Ni siquiera la mejor poesía, necesariamente: la que más me importa.