06 junio 2008


El perro que sin dar marcha atrás/ intenta cruzar la avenida no está/ menos confundido/ respecto a la orientación de su vida/ que tú. El también tantea y, para expresar/ la gratuidad de su destino, gruñe./ Pero tú haces lo propio,/ aunque pudiera entenderse lo contrario/ del hecho de que el perro/ encuentra una muerte súbita,/ en tanto que tú, tú revelas/ que hasta en esto eres un poco más lerdo. (Juan Calzadilla)