19 junio 2008


Esta hora donde la flor se mustia,/ cercada de prodigios arcaicos/ y de consumaciones ulteriores,/ parece no real./ Sino el signo/ donde se alude/ al esplendor de una derrota.// Flor, matriz de una inseminencia/ vesperal,/ germinación en la extinción,/ madre de lo perdurable: la totalidad/ en el tiempo ¿para qué?/ El tiempo no te ampara, sin embargo,/ en tanto tú,/ como el Fénix mueres/ y renaces./ Y en esta hora, hombres corroídos/ del sueño de tu ser: alucinados,/ se sobresaltan en el pensar,/ en la perpetración de aleves/ masacres de conjeturas y de acción/ que llamamos,/ con furia y consenso/ (vergonzantes quizá)/ vida. (Aldo Oliva)