17 agosto 2010


Que se lo vitupere no trae problema para el gran vituperador Borges, que elevó ese modo de expresión a la altura de una épica del lenguaje de los argentinos. A las fuerzas vivas y militantes de la sociedad argentina, estudiantes, trabajadores, sindicalistas, intelectuales, les está reservada una tarea que siempre comienza y siempre cesa en el mismo punto. Historiar a Borges, que lógicamente puede ser condenado. Y también borgeanizar el linaje político social argentino, que puede así adquirir notas nuevas, con nuevas posibilidades de movilización. Para ello no es necesario citarlo, apenas sospechar las ironías del destino que todos tenemos reservadas. (Horacio González)