28 septiembre 2008


Cosas calladas que no dices, no pueden más de calladas, no hacen más que callarse. (Calveyra)

25 septiembre 2008


Si, tal como rezan ciertas proposiciones, la función del arte fuera hacer la vida más interesante que él, entonces, hay que perder esa ilusión. Tenemos la impresión de que buena parte del arte actual contribuye a un trabajo de disuasión, a un trabajo de duelo de la imagen y de lo imaginario, a un trabajo de duelo estético, las más de las veces fallido; lo cual trae aparejada una melancolía general de la esfera artística, que parecería sobrevivirse a sí misma en el reciclaje de sus medios y sus fines. (Baudrillard)

23 septiembre 2008


Es así como el arte y el mercado del arte florecen en proporción a su decadencia: son los osarios modernos de la cultura y del simulacro./ Es absurdo decir, pues, que el arte contemporáneo es nulo y que ninguna de sus manifestaciones quiere decir nada, puesto que esa es su función vital: ilustrar nuestra inutilidad y nuestra absurdidad; más aun, hacer de esta decadencia su fondo de comercio y, al mismo tiempo, exorcizarla como espectáculo. (Baudrillard)

21 septiembre 2008


Trabajo en lo visible y en lo cercano/ –y no lo creas fácil–./ No quisiera ir más lejos. Todo esto/ que palpo y veo/ junto a mí, hora a hora/ es rebelde y resiste.// Para su vivo peso/ demasiado livianas se me hacen las palabras. (Circe Maia)

19 septiembre 2008


A imagen de los políticos, que nos alivian de la penosa responsabilidad del poder, el arte contemporáneo, con su artificio incoherente, nos alivia del dominio del sentido mediante el espectáculo del sinsentido; lo cual explica su proliferación: con independencia de todo valor estético, tiene la seguridad de prosperar en función, precisamente, de su insignificancia y su inanidad. Del mismo modo en que lo político perdura en ausencia de toda representatividad o credibilidad. (Baudrillard)

17 septiembre 2008


El arte se negó siempre a sí mismo, pero lo hacía por exceso, exaltándose en el juego de su desaparición. Hoy, se niega por defecto: peor aún, niega su propia muerte./ Se sumerge en la realidad, en lugar de ser el agente del asesinato simbólico de esa misma realidad, en lugar de ser el operador mágico de su desaparición./ Y lo paradójico está en que, cuanto más se acerca a esa confusión fenomenal, a esa nulidad en cuanto arte, más crédito obtiene, más se lo sobrevalora; hasta el extremo de que, parafraseando a Canetti, estamos ahora donde ya nada es bello ni feo, hemos cruzado ese punto sin saberlo y, al no poder recuperar tal punto ciego, no podemos sino perseverar en la destrucción actual del arte. (Baudrillard)

13 septiembre 2008


Al clarear,/ la campana repercute en las flores/ cercanas al portón del templo. (Saimu)

11 septiembre 2008


El anti-arte, en cualquiera de sus formas, pugna por escapar de la dimensión estética. Pero desde que el ready-made se adueñó de la banalidad, todo eso se terminó. Terminada está la inocencia del sinsentido, de lo no-figurativo, de la abyección y la disidencia./ Todo eso que al arte contemporáneo quisiera ser, o volver a ser, no hace más que volver a reforzar el carácter el carácter inexorablemente estético del anti-arte. (Baudrillard)

09 septiembre 2008


Hay aquí un contrasentido. La inutilidad no tiene valor en sí, es un síntoma secundario, y el arte, al sacrificar sus apuestas a esta cualidad negativa, se extravía en una gratuidad también inútil. Es un poco el mismo libreto que el de la nulidad, la pretensión de sinsentido, de insignificancia, de banalidad, testimonio de una pretensión estética redoblada. (Baudrillard)

07 septiembre 2008


La lógica de la inutilidad no podía menos que llevar al arte contemporáneo a la predilección por el desecho, inútil a su vez por definición. A través del desecho, de la figuración del desecho, de la obsesión por el desecho, el arte se desvive por poner en escena su inutilidad. Manifiesta su no-valor de uso, su no-valor de cambio, al mismo tiempo que se vende muy caro. (Baudrillard)

05 septiembre 2008


Despierta el soma/ mas no el pánico,/ hay tanto desespero en tanto pecho./ Las rutinas del día se edifican/ escondiendo este cadáver/ que rasga la conciencia desde adentro. (Marina Serrano)