11 septiembre 2008


El anti-arte, en cualquiera de sus formas, pugna por escapar de la dimensión estética. Pero desde que el ready-made se adueñó de la banalidad, todo eso se terminó. Terminada está la inocencia del sinsentido, de lo no-figurativo, de la abyección y la disidencia./ Todo eso que al arte contemporáneo quisiera ser, o volver a ser, no hace más que volver a reforzar el carácter el carácter inexorablemente estético del anti-arte. (Baudrillard)