05 octubre 2010


No en todos los casos son militares. El origen de una actitud destituyente está en un sector que, por su inserción en el sistema, acumula una fuerza determinada y dispara un conflicto violento que toma de rehén a la sociedad y que no busca la resolución de las reivindicaciones que lo impulsan sino debilitar al Gobierno para sustituirlo por otro. Entiende que sus verdaderas necesidades sólo serán satisfechas con otro gobierno, pero no lo reconoce. Los policías ecuatorianos vieron que con la nueva ley, que suprimía algunos de sus privilegios, el proyecto de país de Correa los cambiaba de lugar. Y es un lugar que consiguieron tras años de gobiernos que trataron de congraciarse con las Fuerzas Armadas y de seguridad, en un país con tradición golpista./ En el caso de los ruralistas argentinos, lo que reclamaron, en el fondo, no fue una rebaja de las retenciones, sino el cambio del modelo de acumulación propuesto por los Kirchner por otro que los ubicara en un lugar aún más favorecido y que expresara el nuevo y gran poder que les otorgaron la soja y los precios de los commodities. Ese cambio de modelo no lo iban a conseguir con el mismo gobierno y, además, habían encontrado un aliado invalorable en la corporación mediática que les amplificó su fuerza y naturalizó la violencia que desplegaban. Entonces la beligerancia del conflicto se prolongó más allá de todas las vías de negociación que se quisieron abrir, porque la intención ya era debilitar al Gobierno. Ese fue el objetivo destituyente de esos ruralistas y del cual surge su parentesco con los policías ecuatorianos. […] Si Correa hubiera negociado como hizo Alfonsín con los carapintada, hubiera empezado el desgaste y hubiera habido nuevos levantamientos en el futuro. Por supuesto, son realidades muy diferentes, pero eso fue lo que, bien o mal, pasó en Argentina, y lo que le hubiera pasado a Correa si accedía a las presiones. Hay una frase que se atribuye a Néstor Kirchner durante el conflicto de la 125: “A mí no me van a torcer el brazo como hicieron los carapintada con Alfonsín”. El paralelismo entre los ruralistas y los carapintada estaba latente en aquel momento. Y había muchos ex carapintada y simpatizantes de la dictadura mezclados entre los ruralistas, como quedó en evidencia más allá de la misma acción destituyente. (Luis Bruschstein)