25 agosto 2014
Al borde de decir, como cualquiera,/ para que se levante testimonio,/ una mirada seca obliga a detenerse,/ en seco,/ una palabra arde.// Y cuando hay que decir, cuando hay/ que decir para que todo caiga,/ para que todo vuele,/ una mirada entera no se aguanta,/ una palabra eleva falso testimonio. (Rodolfo Alonso)
18 agosto 2014
Mejor pensar lo difícil, antes que creer que pensando lo fácil resolvimos el diferendo esencial de la vida colectiva o individual. La manera en que cada nombre surge de un fondo anterior de cosas (lo trágico) son las infinitas mutaciones de una identidad, cuyo régimen de variaciones llamamos identidad en tanto huella. ¡Cómo me gustaría ser Luis Alberto Romero y vivir enojado todo el día por no saber que la memoria efectiva nos sigue como una sombra! ¡Cómo me gustaría ser del Club Político y expropiar todo sentimiento trágico sobre el presente! Pero soy del club inconcluso de la memoria ensoñada. Es porque ella nos hace libres, no nos ata a esencia alguna, nos confiere la libertad de asociar los hechos y su crítica a través del hilo conductor de la comedia y la tragedia humana. (Horacio González)
15 agosto 2014
Las palabras no son talismanes./ Pero cualquier cosa puede/ transmutarse en poesía/ si la toca la palabra indicada.// No es asunto de magia ni de alquimia./ Se trata de pensar de otro modo las cosas,/ palparlas de otro modo,/ abandonar las palabras que las usan/ y acudir a las palabras que las cantan,/ las palabras que las levantan en el viento/ como clavos ardiendo en el asombro (Roberto Juarroz)
13 agosto 2014
Así, este “conservador subversivo” que a mi juicio es Lacan, me permite pensar que el psicoanálisis no tenga que derivar hacia una forma de escepticismo lúcido con respecto a lo político ni tampoco a un relativismo cínico. En ese sentido, desplazando su función original, como se ha hecho tantas veces con otros enunciados, retomo para nuestro análisis la afirmación de Lacan, que da título a uno de sus seminarios, “Los no incautos se equivocan”, ya que en la propuesta de la “izquierda lacaniana” se aboga siempre por ser incauto, por abandonar la cautela respecto al inconsciente y a lo que procede de lo real en el siglo XXI. Porque ser “incauto” es dejar trabajar el “no saber” y asumir la apuesta sin garantías de “un saber hacer ahí” con la política. Solamente siendo “incauto” se puede pensar el materialismo de lo real, que aquí se aventura como aquello que no puede ser capturado por un individualismo sofisticado, ahora que un nuevo tipo de totalitarismo financiero se está haciendo con el mundo. (Jorge Alemán)
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