13 agosto 2014
Así, este “conservador subversivo” que a mi juicio es Lacan, me permite pensar que el psicoanálisis no tenga que derivar hacia una forma de escepticismo lúcido con respecto a lo político ni tampoco a un relativismo cínico. En ese sentido, desplazando su función original, como se ha hecho tantas veces con otros enunciados, retomo para nuestro análisis la afirmación de Lacan, que da título a uno de sus seminarios, “Los no incautos se equivocan”, ya que en la propuesta de la “izquierda lacaniana” se aboga siempre por ser incauto, por abandonar la cautela respecto al inconsciente y a lo que procede de lo real en el siglo XXI. Porque ser “incauto” es dejar trabajar el “no saber” y asumir la apuesta sin garantías de “un saber hacer ahí” con la política. Solamente siendo “incauto” se puede pensar el materialismo de lo real, que aquí se aventura como aquello que no puede ser capturado por un individualismo sofisticado, ahora que un nuevo tipo de totalitarismo financiero se está haciendo con el mundo. (Jorge Alemán)