29 enero 2016
28 enero 2016
26 enero 2016
Lo peor de entrar a denunciar a los miserables y a los que se quedan en la chiquitada (no estoy hablando de política, por si hace falta aclarar, aunque también puede suscitarse por cuestiones supuestamente políticas) no es que uno les habilita un campo para que puedan desplegar, en respuesta, más chiquitada y miserabilidad, sino que es uno el que, al entrar en ese terreno, se vuelve uno de ellos, consolida esa manera de vivir en la que están hundidos, y que ante cualquier estímulo se extiende sobre todas las cosas. Como la de las arenas movedizas o la de los agujeros negros, tanta es la atracción de la que la chiquitada y la miserabilidad son capaces –porque convocan a lo más inmediatista y narcisista de cada uno, como ciertas drogas o como el alcohol mal consumido– que salir se vuelve muy difícil, requiere un fuerte y sostenido esfuerzo de lucidez y voluntad. Si uno lo consigue, y si desde ahí uno puede volver a echar una mirada hacia lo que lo llevó a ponerse en denunciador, va a darse cuenta de hasta qué punto es imbécil denunciar o atacar a esas personas: a lo que corresponde atacar es a la imbecilidad y a la chiquitada mismas, y a la cultura que las suscita y promueve, que tienen a esas personas atrapadas, autolimitadas, sacrificando su vida en el altar de tonterías que no merecen atención y ante las que uno, al prestarles atención justamente, termina sacrificando también valiosos tramos de su vida, restando precisamente tiempo a la vida para dedicarlo a los modos por los cuales la cultura real nos mantiene entretenidos y estupidizados. Lo único bueno que tienen tropezones como ese es que, al percibir que uno tiende a ser tan mediocre y miserable como esos a los que atacó, empieza a estar en mejores condiciones para evitarlo, y así vivir mejor, es decir ser más libre.
25 enero 2016
Quien profundiza el verso debe renunciar a todo ídolo, debe romper con todo, no tener la verdad por horizonte, ni el futuro por morada, porque de ningún modo tiene derecho a la esperanza: al contrario, debe desesperar. Quien profundiza el verso muere, encuentra a su muerte como abismo. Maurice Blanchot
24 enero 2016
22 enero 2016
21 enero 2016
No somos artistas porque queremos ser famosos, que es lo que sentimos cuando empezamos, sino porque nos gusta tratar de evitar reconciliarnos con esta realidad mediocre, en la que todos corren permanentemente detrás de un nuevo aparato, una nueva ciencia, o el contacto con alguien que nunca vamos a ver. Juan Sebastián Gutiérrez, (Juanse)
20 enero 2016
19 enero 2016
18 enero 2016
La
poesía imbeciliza a las personas. No, por supuesto, leer poesía (si se asume
en serio lo que implica “leer”), ni necesariamente escribir poesía, sino cuando "poesía" viene pegado a creerse “poeta”: se queda uno embobado en una burbuja de narcisismo y confortable autocomplacencia que le impide atender a cualquier otra cosa. El mundo sigue
andando, para bien o para mal, destrozándose y sangrando o reclamando el trabajo de sostener
las perspectivas de una vida menos limitada que puedan existir, y uno mientras
tanto preocupado solamente porque alguien se fije en sus versitos y le prodigue
las palmadas correspondientes.
17 enero 2016
16 enero 2016
14 enero 2016
11 enero 2016
09 enero 2016
08 enero 2016
06 enero 2016
05 enero 2016
Indefenso debajo de la noche/ Yace azorado nuestro mundo;/ Dispersos, sin embargo, aquí y allá/ Puntos irónicos de luz/ Se encienden donde sea que los Justos/ Envían sus mensajes entre sí:/ Que pueda también yo, al igual que ellos/ Compuesto de Eros y de polvo,/ Sitiado por la misma negación/ Y desesperación,/ Alumbrar una llama afirmativa. W.H. Auden
03 enero 2016
02 enero 2016
Podemos ser muchos, pero eso no borra el vacío de cada uno, no borra el “no hay”, y a la vez genera una trama colectiva. También podemos decir que la gran experiencia del arte, del amor y de la amistad, es hacer algo con el vacío, no colmarlo. Hemos de exigirle a la política lo que podemos exigirle al amor, no que sea una experiencia que dé la ilusión de colmar el vacío, sino que dé posibilidad de afrontarlo y sobrellevarlo de la manera más digna posible. Jorge Alemán
Suscribirse a:
Entradas (Atom)