10 diciembre 2010


Hablamos un castellano atravesado por certezas ya calcificadas y con muchos derechos ya conquistados. Lo hablamos bien o mal, pero con suficiencia, latiendo en su trasfondo indisfrazable muchas notas de encono y desafíos desdeñosos. Pero aquí no, Díaz hablaba de cosas graves con la lengua cercana a la justicia, al reclamo de vida y de respeto, entregando una escena primordial del modo en que se formaron los lenguajes del mundo. Lado a lado del derecho a formar una comunidad libre. (Horacio González)