Aquella música que nunca/ acepta su armonía es armonía:/ arpegios que se miran en la luna,/ trinos que se regalan el oído/ son sucia miel, no música// Tienes ejemplos en las olas/ que saben que su próxima batida/ en el acantilado no es la última/ ni la mejor de todas/ y en la lluvia/ que da su aroma a tierra agradecida/ y no puede sentirlo/ De la lucha/ contra tus propios ídolos/ nace toda, la única/ armonía celeste: lluvia, olas/ son insatisfacción, son melodía,/ inagotable música. (
Aníbal Núñez)