Para tener una visión no era necesario que la cosa fuera triste o alegre o
se manifestara. Bastaba con que existiera, preferentemente quieta y silenciosa,
para sentir en ella la marca. Por Dios, la marca de la existencia… Pero no
había que buscarla, dado que todo lo existente forzosamente existía… Y la
visión consistía en sorprender el símbolo de las cosas en las cosas mismas.
Clarice Lispector