15 noviembre 2008


La discreción no está en el simple rechazo a hacer confidencias (lo cual verdaderamente sería muy grosero, y ya el mismo hecho de pensar en eso), sino que es el intervalo, el puro intervalo que, de mí a ese otro que es un amigo, mide todo lo que hay entre nosotros, la interrupción de ser que no me autoriza jamás a disponer de él, ni de mi saber de él (aunque sea para alabarlo) y que, lejos de impedir toda comunicación, nos pone en relación al uno con el otro en la distancia y a veces en el silencio de la palabra. (Blanchot, citado por Ricardo Forster)