25 enero 2009


Sea yo capaz de, cuando se me interpone un obstáculo o inconveniente, verlo, más que como molestia, como desafío, oportunidad. En vez de maldecir o acumular veneno, agradecer eso que es como un regalo del destino, o insinuación de que tal vez haya que buscar por otro lado o probar a ejercer una mirada distinta. No en todos los casos, claro, y según como venga la mano. Una cosa es no quedar atrapado en la obsesión o en la dirección única y otra volverse un pelotudo.