20 mayo 2009


No mirarles las piruetas, los gestitos, los desplantes, los visajes, los malabarismos para llamar la atención o dejarte boquiabierto. O mirarlos, sí, como quien mira una curiosidad o se informa y sigue haciendo lo que tiene que hacer, consciente ante todo de la importancia de lo que tiene que hacer (si de algún modo sabe qué tiene que hacer o lo intuye, o intuye o sabe lo que no quiere), ya al fin advertido de que eso que tiene que hacer o necesita hacer no necesita legitimarse en lo que otros dicen o hacen y de que el background no cuenta mucho a la hora de hacerlo, como alguna vez supuso.Entre otras cosas porque no hay background, sino simulaciones de background, cada una tratando de ser El Background. Y, por larga y cansadora experiencia, sabedor uno de cuánta carencia y precariedad hay en esa necesidad de producir efectos u obtener algún reconocimiento, que tal vez, incluso, en alguno de esos casos, ni siquiera le resulte necesario obtener al que de esa manera se ofrenda a los dioses de algún raro tipo de mercado o sociabilidad.