Así como la luz de una bujía/ de lejos, parece inmóvil, sin que siempre/ se advierta su oscilación roja o naranja,/ o como el peso del mar, sobre el que retoza,/ burbujeando, la espuma, hacia la cima,/ o como el latido del corazón en el pecho tranquilo,/ la vida bulle, silenciosa, en lo secreto,/ con otro movimiento,/ como un poeta desconocido por la ciudad a la que canta,/ su movimiento no es el que reconocen las multitudes,/ no es el del astro que rota,/ ni el del cuerpo que se levanta o cae, sino más bien es semejante/ a las ondas de la luz,/ a las invisibles ondas del sonido,/ infinitesimalmente gozosas.// Vibra todo, como cuerda pulsada de laúd y no se enteran los rotativos.// Todo latido es secreto. (Fina García Marruz)
02 enero 2010
Así como la luz de una bujía/ de lejos, parece inmóvil, sin que siempre/ se advierta su oscilación roja o naranja,/ o como el peso del mar, sobre el que retoza,/ burbujeando, la espuma, hacia la cima,/ o como el latido del corazón en el pecho tranquilo,/ la vida bulle, silenciosa, en lo secreto,/ con otro movimiento,/ como un poeta desconocido por la ciudad a la que canta,/ su movimiento no es el que reconocen las multitudes,/ no es el del astro que rota,/ ni el del cuerpo que se levanta o cae, sino más bien es semejante/ a las ondas de la luz,/ a las invisibles ondas del sonido,/ infinitesimalmente gozosas.// Vibra todo, como cuerda pulsada de laúd y no se enteran los rotativos.// Todo latido es secreto. (Fina García Marruz)