23 julio 2010


Cuando se habla de “no producir confrontaciones”, debe leerse que se trata de que la política no se meta con instituciones y prácticas que constituyen una añeja trama de dominio económico, social, político y espiritual en nuestro país. Se trata, en fin, de derrotar y escarmentar definitivamente el intento de poner en el espacio de debate público aquellas cuestiones que no pueden ser discutidas porque conforman algo así como la esencia de la nacionalidad. Ni grandes grupos económicos, ni militares, ni sacerdotes –entre otros grupos– pueden ser alcanzados por otra justicia y por otra legislación que no sea la que rige sus propias corporaciones. (Edgardo Mocca)