01 julio 2010


La vida literaria no es la vida, la vida literaria no es la literatura. La vida literaria come de la vida y la literatura, a la manera de los parásitos que subsisten y crecen vaciando otros cuerpos, los que le prestan una existencia de segundo orden, apenas traje del emperador y consenso. La vida es menos vida y la literatura es menos literatura cuando se resignan a existir en función de la vida literaria, que no es, si se la mira bien, nada. Todo lo que es, si se lo mira bien, nada, subsiste “de prestado”, sin nada que realmente dar, salvo la posibilidad de suplir algo de veras vivo y consistente, y, por lo tanto, conflictivo, desestabilizador, inaferrable, como la vida cuando es vida, como la literatura cuando es literatura.