08 noviembre 2010


La función cinematográfica mantiene la denegación activa y permite, durante un tiempo experimental, poner en suspenso el principio de no contradicción que organiza el mundo práctico. Puedo gozar de cierto estado de indecisión sin hacerme arrollar por un camión, mis colegas o mis superiores. Preferir no hacerlo: eso es lo que permite por un instante alejar la presión del mundo. La denegación es como una autorización a cambiar de lógica. En el tiempo protegido de la representación, se supone que los espectadores no han de pasar al acto: corresponde a los personajes hacerlo en su lugar. (Jean-Louis Comolli)