11 noviembre 2010


Para no matar su tiempo, imaginó:/ vivirlo mientras ocurre, a lo vivo;/ en el instante finísimo en que ocurre,/ en punta de aguja y por tanto accesible;/ vivir su tiempo: para lo cual ir a vivir/ en un desierto literal o de alpendes;/ en yermos, que no distraigan de vivir/ la aguja de un solo instante, plenamente./ Plenamente: viviéndolo desde dentro de él;/ habitarlo, en la aguja de cada instante,/ en cada aguja instante: y habitar en él/ todo lo que habitar cede al habitante.// Y de vuelta de ir a habitar su tiempo:/ corre ya vacío, el tal tiempo a lo vivo;/ y como además de vacío, transparente,/ el instante a habitar pasa invisible./ Por lo tanto: para no matarlo, matarlo;/ matar el tiempo, llenándolo de cosas;/ en vez del desierto, vivir en calles/ donde lo llenan y lo matan las personas;/ pues como el tiempo ocurre transparente/ y sólo gana cuerpo y color con su meollo/ (lo que no pasó de lo que le pasó),/ para habitarlo: sólo en el pasado, muerto. (Joao Cabral de Melo Neto)