Insisto en que no hay poetas, hay simples vectores de poesía./ En un verano de cuarenta y cuatro grados en un pueblo de Santiago del Estero me acordé de los que se dicen poetas cuando vi en una canilla reseca unas moscas que hubieran dado todo por una gota de agua. Así es, los llamados poetas se disputan las canillas, pero el agua no les pertenece… ni la tierra, ni el aire, ni nada. ¡Hay que conformarse nada menos que con las palabras! (
Zelarayán)