09 abril 2007


Si se permitiera no estar siempre en carrera, o no siempre pendiente del efecto que va a provocar cada cosa que hace, si consiguiera en algún momento detenerse, y que entonces puedan abrirse paso zonas suyas que tal vez yazgan ahí, postergadas, pudriéndose quizá, como si fueran algo de lo que avergonzarse.