Sobre los techos y los campos, la/ lluvia, sobre las almas/ de los vivos y los muertos,/ venida desde el principio del tiempo,/ lluvia en el mundo/ antes de la palabra “lluvia” y después, deshaciéndose/ en el encuentro con todas las cosas, y volviéndose a hacer. (En la resaca)
31 octubre 2009
29 octubre 2009
27 octubre 2009
21 octubre 2009
Lo que Nietzsche y Freud comparten es la idea de que la justicia como igualdad está fundada en la envidia, en la envidia del otro que tiene lo que nosotros no tenemos, y que disfruta de ello. Así pues, en definitiva la exigencia de justicia es la exigencia de que el goce excesivo del otro haya de ser restringido de modo de que el acceso de todo el mundo a la jouissance sea el mismo. El resultado necesario de esta demanda, desde luego, es el ascetismo. Puesto que no es posible imponer igual jouissance, lo impuesto, en vez de lo compartido con equidad, es la prohibición. Con todo, en nuestra sociedad presuntamente permisiva, hoy día este ascetismo asume la forma de su opuesto, un imperativo generalizado del superyó, el mandato de “¡goza!”. Todos estamos bajo el hechizo de este mandato. El resultado es que nuestro goce se ve más perturbado que nunca. Pensemos en el yuppie que combina la “autorrealización” personal con disciplinas totalmente ascéticas como el jogging, la comida sana y demás. Quizá fuera esto lo que Nietzsche tenía en mente con su noción del “último hombre”, aunque sólo hoy podamos discernir realmente sus contornos bajo el disfraz hedonista de los yuppies. Nietzsche no defendía sólo la afirmación de la vida frente al ascetismo: era consciente de que cierto ascetismo es el anverso de una sensualidad excesiva y decadente. Su crítica del Parsifal de Wagner, y más en general de la decadencia tardorromántica que oscila entre la lúbrica sensualidad y el espiritualismo oscuro, da totalmente en el clavo. (Žižek)
19 octubre 2009
15 octubre 2009
Contrariamente a lo que se nos querría hacer creer, en realidad el choque de religiones no es un fenómeno de superficie. El problema de este comienzo del tercer milenio no es la guerra de religiones, sino la falla y el vacío que separan de ahora en adelante a aquellos que quieren saber que Dios es inconsciente y aquellos que prefieren no saberlo, para gozar mejor del espectáculo que anuncia que Él existe. La mediatización globalizada sostiene con toda su economía imaginaria y económica esta segunda preferencia: no saber nada para gozar mejor de lo virtual. En otras palabras, gozar de ver promesas y conformarse con promesas de bienes, garantizados por la Promesa de un Bien superior. Esta situación, en razón de la globalización de la denegación que le es consustancial, no tiene antecedentes en la historia de la humanidad. Saturada de iniciativas de seducciones y de decepciones, nuestra cultura catódica se ha revelado propicia para la creencia. Y este es el punto en que resulta favorecida por el retorno o el revival de las religiones. (Kristeva)
13 octubre 2009
11 octubre 2009
Para él, como para muchos de nosotros, el kirchnerismo implicó una anomalía, aquello loco e inesperado que venía, junto con otros procesos abiertos en Sudamérica, a quebrar la inercia de la repetición neoliberal, a romper la monotonía insoportable de la larga siesta del fin de la historia proclamada a los cuatro vientos por la retórica de la dominación. Sus ensayos sobre el populismo, su intento de volver a abrir la caja de Pandora de una tradición bombardeada por las nuevas formas del virtuosismo republicano vinieron a expresar su convicción, forjada entre lecturas eruditas de matriz benjaminiana y de experiencias políticas efectivamente vividas en otras épocas argentinas, de que la querella en torno del populismo, de sus herencias y legados sería una de las grandes batallas cultural-políticas del presente. Remoción de los escombros de una tradición que parecía regresar bajo nuevas e inéditas condiciones, apertura de un debate con aquellos que vulgarizaban de un modo insoportable lo que en los años sesenta y setenta había constituido una verdadera pasión argumentativa. Nicolás, como siempre aunque con las cicatrices de otras batallas, se movió contracorriente, dirigiendo sus dardos más críticos e irónicos contra un neoprogresismo fascinado con la retórica de un republicanismo seudovirtuoso y profundamente olvidado de los olvidados de la tierra; de un progresismo vaciado y fascinado por la llegada al puerto del libre mercado y de la democracia liberal. El vio en lo inaugurado en mayo de 2003 la posibilidad de la reintroducción desordenada y plebeya de la política y del conflicto en una escena devastada por la neobarbarie massmediática y el cualunquismo de los “filósofos de época” portadores del virtuosismo propio de los republicanos de Barrio Norte. (Ricardo Forster, sobre Nicolás Casullo)
09 octubre 2009
Hoy lo mediático es la realidad. Por otro lado, el fenómeno es que los medios –que evidentemente forman parte de una concentración económica, de un establishment– se han convertido en los reales “partidos de la derecha”: son ellos los que hoy alcanzan gran presencia y capacidad de oposición en la escena política. Entonces: estamos ante una nueva derecha –constituida a partir de la crisis de las viejas identidades partidarias– que tiene su agenda, sus lógicas y su verdadera organización en determinados medios de comunicación que pueden ser gráficos o canales de noticias que transmiten las 24 horas o aquellos que tienen en horario central un noticiero de alta audiencia. Sólo después de que estos espacios mediáticos se han obtenido, aparecen algunas figuras que los ocupen, pero no son López Murphy o Macri los verdaderos referentes sino los medios. Es un fenómeno que también se evidencia fuertemente en que en los últimos ocho o nueve meses hubo conflictos concretos vinculados a los medios de comunicación presentados como problemas políticos de primer orden en Méjico, Brasil, en Ecuador y en Venezuela. […] Podríamos analizar cómo se produce esta incapacidad de lo político clásico para confrontar con lo mediático. La sociedad mediática cada vez trabaja en términos de géneros: hace audible sólo lo que viene a través del género informativo que a la vez se articula en géneros ficcionables. Por ejemplo: el género judicial debe estar presente en todo noticiero y ubica a la víctima, al victimario y a la protesta de determinada manera. Quiero decir que hoy no hay información si no está incluida dentro de un género constituido que la hace audible. La violencia es otro género: el comisario rodeado de micrófonos, una madre llorando, la escena de patrulleros y heridos, etcétera. O también: el Tercer Mundo es otro género transformado a través de lo turístico. ¿Quienes son los que tienen la capacidad de hacer entrar las cosas en determinados géneros? Obviamente los propios medios. El diputado, el senador o el ministro no lo saben hacer: por esto hoy tiene tanta más incidencia un cuerpo de locutores que un cuerpo de parlamentarios. La gente ni conoce ni quiere escuchar a los diputados, pero si ubica perfectamente a los movileros, por ejemplo. Hay una capacidad mediática de armado del relato que se va haciendo imbatible. En este sentido si hay una crisis de la política y de lo político que debe ser pensada. […] La derecha liberal conservadora ha ganado la batalla, ha ganado el sentido común de la gente. Conversás con cualquier habitante de esta ciudad y tiene un sentido común de corte liberal, conservador y antipopulista. […] Esto quiere decir que no sólo hay una batalla en el campo de lo socioeconómico, sino también en lo cultural. Hasta tal punto que hoy, a diferencia de hace veinte años, no es automático que una mejora en lo económico se traduzca en un votante… te puede dar un voto errante que aún se indispone con su propia mejoría económica. (Nicolás Casullo)
07 octubre 2009
05 octubre 2009
03 octubre 2009
¿Cómo empezar, olvido, si el ave no ha empezado?/ ¡Rompe los textos silenciosos de la brisa,/ la nieve de la noche cuando el cuerpo desnudo se le escapa/ y amanece otra tela resonando en otra playa!/ ¿Cómo nombrar la vida con el humo,/ la sangre con la calma vacía de los vastos almacenes/ o con la humedad rosada que era la noche de la luz?// ¡Rompe la piedra salvaje para mi tacto,/ la risa del salado amanecer para mi vida/ de lentitud igual a la celeridad del fuego!// ¿Dónde ceñir el frenesí desierto/ y los hogares a lo largo de la costa pálida mordidos/ por una bestia más tranquila que la noche?/ ¿Cómo empezar, olvido, si tú jamás acabas? (Cintio Vitier)
01 octubre 2009
Se busca la perfección en las/ imperfecciones de sí. Se ve/ que eso no hace volar al vuelo sino/ a un bosque de/ alrededores de la vida/ que plantan caos. ¿A/ quién creer, venas perdidas en/ los platillos de la justicia enferma?/ Aferrada a su madre, la ilusión/ cree en presagios/ que la separan de su mezcla cantora. / Bestias inútiles sin/ verdad ni tiempo en sangre, ni un/ bello día en la cena final/ de los caídos como astros./ No habiendo respirado, duermen/ sobre el suelo sin pan ni agua donde/ el valor intenta palabras. (Gelman)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)