09 octubre 2009

Hoy lo mediático es la realidad. Por otro lado, el fenómeno es que los medios –que evidentemente forman parte de una concentración económica, de un establishment– se han convertido en los reales “partidos de la derecha”: son ellos los que hoy alcanzan gran presencia y capacidad de oposición en la escena política. Entonces: estamos ante una nueva derecha –constituida a partir de la crisis de las viejas identidades partidarias– que tiene su agenda, sus lógicas y su verdadera organización en determinados medios de comunicación que pueden ser gráficos o canales de noticias que transmiten las 24 horas o aquellos que tienen en horario central un noticiero de alta audiencia. Sólo después de que estos espacios mediáticos se han obtenido, aparecen algunas figuras que los ocupen, pero no son López Murphy o Macri los verdaderos referentes sino los medios. Es un fenómeno que también se evidencia fuertemente en que en los últimos ocho o nueve meses hubo conflictos concretos vinculados a los medios de comunicación presentados como problemas políticos de primer orden en Méjico, Brasil, en Ecuador y en Venezuela. […] Podríamos analizar cómo se produce esta incapacidad de lo político clásico para confrontar con lo mediático. La sociedad mediática cada vez trabaja en términos de géneros: hace audible sólo lo que viene a través del género informativo que a la vez se articula en géneros ficcionables. Por ejemplo: el género judicial debe estar presente en todo noticiero y ubica a la víctima, al victimario y a la protesta de determinada manera. Quiero decir que hoy no hay información si no está incluida dentro de un género constituido que la hace audible. La violencia es otro género: el comisario rodeado de micrófonos, una madre llorando, la escena de patrulleros y heridos, etcétera. O también: el Tercer Mundo es otro género transformado a través de lo turístico. ¿Quienes son los que tienen la capacidad de hacer entrar las cosas en determinados géneros? Obviamente los propios medios. El diputado, el senador o el ministro no lo saben hacer: por esto hoy tiene tanta más incidencia un cuerpo de locutores que un cuerpo de parlamentarios. La gente ni conoce ni quiere escuchar a los diputados, pero si ubica perfectamente a los movileros, por ejemplo. Hay una capacidad mediática de armado del relato que se va haciendo imbatible. En este sentido si hay una crisis de la política y de lo político que debe ser pensada. […] La derecha liberal conservadora ha ganado la batalla, ha ganado el sentido común de la gente. Conversás con cualquier habitante de esta ciudad y tiene un sentido común de corte liberal, conservador y antipopulista. […] Esto quiere decir que no sólo hay una batalla en el campo de lo socioeconómico, sino también en lo cultural. Hasta tal punto que hoy, a diferencia de hace veinte años, no es automático que una mejora en lo económico se traduzca en un votante… te puede dar un voto errante que aún se indispone con su propia mejoría económica. (Nicolás Casullo)