27 noviembre 2009


Ahora, digamos, desde un costado teológico, la parodia sería la expresión más patente del odio de Dios al par, razón por la cual es tan difícil constituir una pareja como Dios manda: porque Dios odia al par. Y porque Dios no lo manda así, por otra parte. La gente del Agro lo sabe y por eso se aparean de a tres: el hombre, la mujer y la oveja. Dios es una Trinidad de la que Tres son parte. Tres personas que son lo mismo pero parecido, reunidas en el Uno eternamente igual a Sí Mismo: el Impar y Supremo Riente. De acuerdo, de acuerdo, ingeniero. Pero, ¿cómo entenderlo? Pero no hay que entenderlo; sólo gozarlo hay que. Y en este “hay que” está todo el goce. Y todo el misterio del goce que, para el goce específico de la parodia, no es otro que el de parodiar. (Lamborghini, La experiencia de la vida)