04 agosto 2012


Girando/ mis ojos discontinuos/ entre la mesa y las sillas,/ de vidrios a maderas curvadas/ por una voluntad de belleza y resurrección,/ muescas en metales, señales heladas/ de una mano mortal. Y esta melodramática/ conciencia, del otro lado,/ tratando de decir algo ilimitado,/ proponer en vano una rivalidad sanguínea,/ una tristeza, una culpa, un estilo soñador/ entre estas ciegas consistencias que me dejan solo. (Joaquín Giannuzzi)