Quienes insisten
en llamar a las cosas por sus nombres/ como si fueran claras y sencillas/ las
llenan simplemente de nuevos ornamentos./ No las expresan, giran en torno al
diccionario,/ inutilizan más y más el lenguaje,/ las llaman por sus nombres y
ellas responden por sus nombres/ pero se nos desnudan en los parajes oscuros./ Discursos,
oraciones, juegos de sobremesa,/ todas estas cositas por las que vamos tirando.
(
Enrique Lihn)