Pero cuidado, mis amigos, con envolveros en la seda de la poesía/
igual que en un capullo.../ No olvidéis que la poesía,/ si la pura sensitiva o
la ineludible sensitiva,/ es asimismo, o acaso sobre todo, la intemperie sin
fin,/ cruzada o crucificada, si queréis, por los llamados sin fin/ y tendida
humildemente, humildemente, para el invento del amor…(
Juan L. Ortiz)