14 agosto 2013
Hay un supremo error en todas las fuerzas políticas de nuestros países. La poca atención que se presta a las nuevas configuraciones de dominio, el mando mundial, que tiene las más oscuras zonas de disputa, que afectan los viejos legados democráticos, que adoptan la imposibilidad de detener guerras latentes, provocándolas. Larvadas o intermitentes, lanzando operaciones bélicas de todo tipo. Mantener las instituciones democráticas es vital; tan vital que solo se lo hace yendo a la cepa última de esta situación, esta estructura de escasez que propone el mundo capitalista real para las clases populares, y no tanto una fenomenología social válida –seguridad, inflación, corrupción–, temas que cuando las izquierdas populares no toman adecuadamente, están más fácilmente disponibles para que los nuevos conservadores se apropien de ellos, porque ellos no son ni quieren ser sino eso. (Horacio González)