03 febrero 2014
“Decir lo mismo; para que otros mañana/ a su vez nos remplacen. Es breve la gloria/ con que, ingenuos, pretendíamos eludir de algún modo,/ sólo en parte, el silencio de la muerte. Sepan,/ amigos, disfrutar la juventud y los recuerdos/ en la incómoda calma de la vejez. Ahora/ entendamos, apenas lo posible, leamos/ a los muertos, no eran muy diferentes a nosotros,/ tal vez recibamos el mismo trato luego/ y nuestras almas perdidas recuerden un instante sus palabras.”// Así habló Autólico, el sofista griego, negándose/ a enseñar en latín –el estado del mundo/ lo entristecía– a comerciantes ignorantes de Capua. (Silvio Mattoni)