17 febrero 2015


Piedad para los equivocados, para/ los que apuraron el paso y los torpes/ de lentitud. Para los que hablaron bajo tortura/ o presión de cualquier tipo, para los que supieron/callar a tiempo o no pudieron mover/ un dedo; perdón por los desaires con que me trata/ la suerte; por titubeos y balbuceos. Perdón/ por el campo que crece en estos espacios de la época/ trabajosa, soberbia. Perdón/ por dejarse acunar entre huesos/ y tierras, sabihondos y suicidas, ardores/ y ocasos, imaginaciones perdidas y penumbras. Francisco Urondo