30 diciembre 2015
29 diciembre 2015
28 diciembre 2015
27 diciembre 2015
Creo que no hay que hacerles concesiones a los lectores. Cuando Pasolini leyó a cierto autor latinoamericano dijo una frase perfecta y lapidaria: "Considera a su público como si fuese su productor". Mi obligación como escritor es que la cosa funcione. Si después al lector no le gusta, ese es un riesgo que corro. El lector tiene que ir hacia el libro y no el libro hacia el lector. Yo fui siempre hacia los libros; ningún libro me vino a buscar. Sería pretencioso pensar que Kafka escribió La metamorfosis pensando en mí. Ahora hay un sistema de promoción de todo lo que es convencional. Son entonces las novelas convencionales las que se venden más, son los personajes más convencionales los que aparecen por televisión, pero eso no importa. Pienso que los libros tienen que vivir por sí solos como vivieron para mí, el día que descubrí en una mesa de saldos una novela de Faulkner o cuando tenía 15 años y descubrí en una antología de poesía los nombres de Vallejo, de Salinas, de Neruda. Esas son las mejores experiencias de mi vida. Juan José Saer
26 diciembre 2015
Los medios masivos suelen valorar mucho más la "credibilidad" que la "veracidad", cuando debería ser al revés. Cuando la verdad queda sepultada por la calumnia, ¿nos da lo mismo? El método más sencillo para volverte creíble es decir lo que el otro quiere oír. "Yo le creo a X". ¿Y por qué motivo le creés? ¡Porque sus prejuicios confirman los tuyos! Karl Kraus, periodista vienés, decía: "El secreto de la demagogia es parecer tan tonto como su audiencia para que esta gente se piense a sí mismos tan inteligentes como el demagogo". Entiendo que Kraus solía ser bastante elitista, y sin embargo creo que tenía mucha razón. Rodrigo Herrero
23 diciembre 2015
22 diciembre 2015
Si algún “yo”, dentro de las multiplicidades que atraviesan y conforman un ser humano, puede decir claramente por qué nos enamoramos de esta mujer, por qué tomamos las armas en ese momento, por qué luchamos, por qué un color en este cuadro, por qué un sonido, por qué un atardecer…; si algún “yo” puede explicar esto, es simplemente porque el “yo” es una mentira./ Blaise Pascal escribió que “el yo es odiable”. Más pienso en mí, menos existo./ Pobre pequeñito “yo”, un nombre, una cédula de identidad, una fecha de nacimiento, así definía Novalis a esta triste instancia que nos invita a traicionarnos, a traicionar lo que desde la época nos da vida y nos atraviesa, nos convoca y nos llama. Miguel Benasayag
21 diciembre 2015
Es probable que la política mate el intento poético de encontrar morada en este mundo. Que el "maquiavelismo" de sus procedimientos confisque las energías transformadoras del colectivo. Que la Emancipación no llegue nunca y que si llega le robe su parte a la vida. Y que la arbitrariedad de la decisión le robe su potencia a lo que surgió de modo contingente. Y que en cualquier momento todo se revele como un llamado a un nuevo Amo. Tienen razón los que ven una y otra vez cómo se balancea el intento, entre la impotencia y la imposibilidad. Pero siempre se tratará de hacer algo con lo que han hecho con uno. Jorge Alemán
20 diciembre 2015
19 diciembre 2015
La vida me parece misteriosa, mi presencia en la Tierra me parece misteriosa. Muchas veces, cuando termino un poema, no estoy muy seguro, aunque generalmente estoy seguro de lo que he dicho, siempre hay un elemento inexplicable. Creo que los poemas de otros poetas que me atraen tienen algún elemento inexplicable. Siento al mismo tiempo familiaridad con el poema y perplejidad. Creo que la presencia de esos dos elementos es esencial para la poesía. Mark Strand
16 diciembre 2015
El poema es la cápsula donde encerramos nuestros secretos punibles. Y si adquieren su virtud específica es porque encubren el único germen de vida, la facultad de desarrollar su estructura secreta hasta en los detalles ínfimos de nuestros pensamientos. Es por eso que escribimos, para que el grano se levante y de esta manera el poema se convierta en la prueba más sólida de la permanencia de la vida que puede reconocer la experiencia. William Carlos Williams
15 diciembre 2015
14 diciembre 2015
13 diciembre 2015
12 diciembre 2015
09 diciembre 2015
08 diciembre 2015
Por supuesto que a veces –y este es el rasgo más preciso y horrible del totalitarismo- se presupone que los conflictos son intolerables y debe saldarse mediante la eliminación de uno de los contendientes para establecer una especie de armonía inmóvil. Las utopías suelen auspiciar ese mundo estático para siempre. Es el orden de la muerte, de la peor muerte porque simula que la vida continúa. El 1984 de George Orwell narra ese post-mundo, ese orden donde el poder penetra cada espacio hasta el extremo de no poder reconocerlo. Ese fin del mundo humano –la eliminación del conflicto– tiene dos claves: la construcción de un lenguaje sin espesor porque no hay espacio para la metáfora, y la imposición de una memoria única que impone un necesario presente. El poder se cierra en sí mismo. Me pregunto ahora si el mundo que habitamos, en un largo marchitarse, no empieza a parecerse a la ficción orwelliana. Héctor Schmucler
07 diciembre 2015
05 diciembre 2015
No estoy pensando, cuando digo “resistencia”, en la resistencia peronista posterior al 55 ni en la resistencia francesa a la ocupación nazi. No le doy ninguna dimensión épica a la palabra ni imagino actos heroicos: a lo que me refiero es a un vivir sosteniendo lo que vale la pena sostener, a pesar de lo que establezca el mezquino consenso generalizado o la opinión pública. A mantener la capacidad de pensar, sentir y actuar por fuera de la visión hegemónica me refiero, a no dejar aplastadas las aspiraciones a una vida menos mezquina ni desanimarnos ante la evidencia de que casi todo parece jugar en contra, a ir concretamente viviendo modos de encarar la vida y situarse en la sociedad acordes con los valores que a uno realmente le importan. Saber encontrar los lugares donde esas maneras de vivir y esos valores sean posibles, o crearlos, mantener ámbitos de encuentro y de intercambio, redes de solidaridad, relaciones de afecto, ocasiones para desplegar a fondo el pensamiento y la sensibilidad, no afuera de la sociedad en que uno vive sino abriendo en ellas espacios y situaciones, rehabitándola. Y hacer todo lo que se pueda, por supuesto, para no dejar que avancen los intentos de destrucción, muerte o aplanamiento, e incluso revertirlos, de la manera menos solitaria posible, en conjunto con otros, los que quieran, cuantos más mejor.
04 diciembre 2015
03 diciembre 2015
02 diciembre 2015
Las personas atrapadas en la vorágine de los asuntos humanos están ocupadas en conseguir provecho para sí mismos y reducen la vida a la lucha por conseguir alguna ventaja personal, actitud que alimenta el conflicto social./ […] Apenas tienen energía para ocuparse de los asuntos mundanos y ni siquiera les alcanza para vislumbrar que el mundo está hecho de misterio, porque se quedan atrapadas en lo conocido, ese país donde el misterio está prohibido./ Quienes viven así, encerrados en lo conocido, se resisten a las transformaciones y terminan por luchar contra la vida misma, porque no aceptan la muerte que trae consigo cada cambio. Kung Tien
01 diciembre 2015
Que se cumpla lo que se ha pensado./ Que se rían de sus pasiones./ Lo que ellos llaman pasiones no es energía del alma./ Es un cruce entre el alma y el mundo externo./ Lo más importante es que crean en sí mismos./ Que sean débiles como los niños./ Cuando el hombre nace, es débil y flexible./ Cuando muere es duro, como el árbol viejo./ La dureza y la fuerza son amigas de la muerte./ La agilidad y la debilidad indican la frescura del ser./ Por eso, nunca triunfará lo que se endurece. Andrei Tarkovski
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