24 marzo 2007


¿Dios? Seguramente no es “Dios” la palabra que puede dar cuenta de “ese algo” que intento no perder de vista, pero es la que por ahora me sirve. ¿Para qué? Para, por ejemplo, apartarme de la bruma mental o sistema de reflejos condicionados que llamamos "realidad". “Algo”: no un refugio, un consuelo o una fuente de energía. No un objeto de adoración, sino de reconocimiento, quizá de amor (de algún tipo de amor). “Algo”, “eso” que está ahí, en cuanto se desdibujan los relatos a los que nos enganchamos para compensar alguna falta, para seguir en carrera o para evitar el verdadero enfrentamiento con lo que importa. Lo que nos pone ante a la indecibilidad de lo realmente existente, la irreparabilidad, la falta de justificaciones, cierta libertad que nada tiene que ver con el “yo hago lo que quiero”.