24 marzo 2008


Incluso si de acuerdo a los tiempos y a las lenguas sus medios son diferentes, los poemas tienen siempre una misma tarea, hacer que su relato sea un recitativo, que su recitativo haga su propio relato, como no lo hace ningún otro./ En este sentido, la poesía no cuenta historias. Es de un orden diferente al de la ficción. No inventa otro mundo. Transforma la relación que uno tiene con este. Como los poemas son inseparablemente un juego de lenguaje y una forma de vida, y la invención de uno por la otra, para ellos ya no hay temas o sentimientos por un lado, y formas por el otro. Sino una subjetivización, una historicidad radical de todo el lenguaje. Esto es lo que cambia las relaciones con los otros, con uno mismo y con el mundo. La rima y la vida se transforman una por la otra./ No es una elección. Para que sea posible, es preciso no tener, no tener más la elección. Así como la crítica de la poesía es la condición de la poesía. Lo que contó, lo que queda, es siempre eso que transformó la escritura. (Henri Meschonnic)