Transformar la escritura sólo adviene quizás si el sentido del sentido, el sentido del tiempo y de la historia devienen juntos el de una vida. Es de ese modo que la poesía impone, y es la única en hacerlo así, que se mantengan ceñidos como partes uno del otro el lenguaje, la ética y la historia [...]. En el ruido del mundo, el silencio del sujeto. Este silencio es eso que el poema da a escuchar. (Henri Meschonnic)