No decís beyesa, no decís luz,/ ni alegría, ni bien, ni sentimiento,/ no decís alma, no se te desliza// una imagen, un débil adjetivo,/ el copioso dolor espiritual// no pronunciás ninguna palabrita/ que lejos, muy lejos, intensamente/ lejos timbale trinos ensamblados,// tu voz apesta como el mundo apesta. (Luis Tedesco)