10 marzo 2010


Escarnecido, aclimatado al bien, mórbido, hurente,/ doblo el cabo carnal y juego a copas,/ donde acaban en moscas los destinos,/ donde comí y bebí de lo que me hunde./ Monumental adarme,/ féretro numeral, los de mi deuda,/ los de mi deuda, cuando caigo altamente,/ ruidosamente, amoratadamente./ A1 fondo, es hora,/ entonces, de gemir con toda el hacha/ y es entonces el año del sollozo,/ el día del tobillo,/ la noche del costado, el siglo del resuello./ Cualidades estériles, monótonos satanes,/ del flanco brincan,/ del ijar de mi yegua suplente;/ pero, donde comí, cuánto pensé!/ pero cuánto bebí donde lloré!/ Así es la vida, tal/ como es la vida, allá, detrás/ del infinito; así, espontáneamente,/ delante de la sien legislativa./ Yace la cuerda así al pie del violín,/ cuando hablaron del aire, a voces, cuando/ hablaron muy despacio del relámpago./ Se dobla así la mala causa, vamos/ de tres en tres a la unidad; así/ se juega a copas/ y salen a mi encuentro los que aléjanse,/ acaban los destinos en bacterias/ y se debe todo a todos. (Vallejo)