22 marzo 2010


Señor, nunca me des lo que te pida./ Me encanta lo imprevisto, lo que baja/ de tus rubias estrellas, que la vida/ me presente de golpe la baraja/ contra la que he de jugar.// Quiero el asombro/ de ir silencioso por mi calle oscura,/ sentir que me golpean en el hombro,/ volverme, y ver la faz de la aventura.// Quiero ignorar en dónde y de qué modo/ encontraré la muerte. Sorprendida,/ sepa el alma, a la vuelta de un recodo,/ que un paso atrás se le quedo la vida. (Nalé Roxlo)