25 junio 2013


Y uno les ruega a las palabras/ que no se porten mal, que no levanten/ su reja ante nosotros. Uno les ruega/ que nada digan si no pueden/ más que decir, decir, ruido y miseria/ queriendo hablar lo que no importa,/ lo que ya se torció, lo que está frío,/ y roto, y negramente terminado/ tan sólo porque un día Adán habló./ ¿Se puede? Uno quisiera entrar, quedarse/ en el silencio de antes, para siempre./ Y sangrar sin adornos. (Raúl Gustavo Aguirre)