Refiriéndonos al simple sentido común −por así decirlo−, no puede haber
amistad, hospitalidad o justicia sino ahí donde, aunque sea incalculable, se
tiene en cuenta la alteridad del otro, como alteridad −una vez más− infinita,
absoluta, irreductible. Lévinas recuerda que el lenguaje, es decir, la
referencia al otro, es en su esencia amistad y, hospitalidad. Y, por su parte,
éstos no eran pensamientos fáciles: cuando hablaba de amistad y hospitalidad,
no cedía a los «buenos sentimientos». (
Jacques Derrida)