31 diciembre 2014
Ni el pormenor simbólico/ de reemplazar un tres por un dos/ni esa metáfora baldía/ que convoca un lapso que muere y otro que surge/ ni el cumplimiento de un proceso astronómico/ aturden y socavan/ la altiplanicie de esta noche/ y nos obligan a esperar/ las doce irreparables campanadas./ La causa verdadera/ es la sospecha general y borrosa/ del enigma del tiempo;/ es el asombro ante el milagro/ de que a despecho de infinitos azares,/ de que a despecho de que somos/ las gotas del río de Heráclito/ perdure algo en nosotros:/ inmóvil, algo que no encontró lo que buscaba. Jorge Luis Borges