26 febrero 2010


Mirar fijo el vacío es aprender de memoria/ el lugar hacia donde seremos arrastrados,/ y desnudarse al viento es sentir lo inasible/ en algún lugar, cerca. Los árboles se pueden/ agitar o estar quietos. El día o la noche pueden/ ser lo que quieren ellos. Lo que deseamos, más/ que una estación o un clima, es la comodidad/ de ser extraños, aunque sea para nosotros./ Ése es el quid de la cuestión. Incluso ahora/ pareciera que estamos esperando algo,/ que con su aparición se esfumara. El sonido/ de unas hojas que caen, o quizá de una sola,/ o menos, todavía. Lo que hay para aprender/ es infinito. El libro nos dice todo eso/ pero jamás fue escrito con nosotros en mente. (Mark Strand, por Zaidenwerg)