05 febrero 2010


En esta intelección de la aventura humana, la literatura y el arte no constituyen un decorado estético, así como tampoco la filosofía o el psicoanálisis pretenden aportar la salvación. Pero cada una de estas experiencias, en sus diversidades, se propone como el laboratorio de nuevas formas de humanismo. Comprender y acompañar al sujeto hablante en su lazo con la cosa sexual nos da una oportunidad de hacer frente a las nuevas barbaries de la automatización, sin el recurso a las barreras que levanta el conservadurismo infantilizante y liberados del idealismo miope con el que se adormece el racionalismo banalizante y mortífero./ No obstante, si la aventura que estoy esbozando, atenta y abierta a la escucha de la literatura y de las ciencias humanas del siglo xx, permite presagiar alguna reestructuración e incluso alguna refundación del humanismo, su puesta en marcha y sus consecuencias no pueden ser, parafraseando una frase de Sartre, sino "crueles y de largo aliento". (Julia Kristeva)