En el mundo real: en lo desacostumbrado. En lo que no tiene nombre ni calificación, en lo irreductible, lo que “tiene algo para decir aunque no lo dice” o que “algo, no sé qué, está diciendo”. Se lee o escribe poesía para aprender a desacostumbrarse, o para entrenarse en el desacostumbramiento. Lo conocido y seguro es irrealidad, renuncia.