Especialmente nada, muchachos, ¡videntes/ de otra edad! ¡Borges,/ Publio Ovidio!, nada: lo cierto/ es que no hay nada, salvo/ cada 28, sangre/ de parir y ese es el juego. De ahí vinimos viniendo los/ poetas malheridos aullando/ mujer, gimiendo/ hermosura, Eternidad/ que no se ve: especialmente eso, muchachos,/ que no se ve. (
Gonzalo Rojas)