24 julio 2012
Cierta disconformidad que me produce ver la figura de Evita tomada a la joda en la tapa de Barcelona, con el cuerpo de la Mujer Maravilla. No es la disconformidad de quien siente mancillada una figura que debería mantenerse intacta en los altares, la del que supone que ciertas imágenes y ciertos nombres no se pueden tocar porque sólo tocarlos sería una ofensa mortal. Detesto las idolatrías y las santificaciones. Pero peor aun me parece burlarse de ellas como quien está por encima de todo, como quien se cree inmune a idolatrías y santificaciones, y, peor aun el interés en hacer ver que uno está ahí arriba, superior, impecablemente ajeno al hato de ilusos y sumisos que constituiría la mayor parte de la humanidad.