Juro que vi, en un sesgo,/ que perfilaba lo infinito,/ en un
sutil jardín/ de aguamarina en el iris/ sublimado en mirada,/ emanar la tierna/
violencia del violeta.// Así, si tiempo hubiere,/ voy muriendo.// Algo se
consumó;/ no hubo, empero, conjuro/ que impidiera/ la avalancha del torrente/
que arrasa la vacuidad/ de estas palabras:/ su sagrada oquedad,/ su materia
soberbia/ de sueño. (
Aldo Oliva)