20 marzo 2013


Palabras. Y sea cual sea el modo en que las digo, sólo palabras./ Ya no sé ni porqué las digo, aunque/ a los niños les guste oírlas. Vienen cuando los llamo/ y sus ojos brillan, pero la luz que tienen está vacía./ Es demasiado clara. Contiene, solamente, esa claridad./ Pero vienen cuando los llamo. En un tiempo les cantaba/ una canción sobre un águila y una piedra, y cada vez/ que la cantaba, de algún modo parecía que la canción hubiera cambiado/ y las palabras se desvanecían a la luz del sol. Ya no recuerdo/ la canción, pero recuerdo/ que la cantaba, y la canción era la ley, y la ley/ era la canción. La ley es una canción, estoy seguro.../ Y trepé hasta la cima de este despeñadero. Dijeron/ que podría ver la tierra nueva/ si me sentaba aquí, y creo que es así, pero mis ojos/ ya no son tan fuertes, y yo ya estoy cansado de mirar. (Robert Bringhurst)