24 septiembre 2013


Conozco los gentiles derrotados,/ sus ojos humedecidos;/ los que no recuerdan/ haber levantado la voz/ ni sentido inquietud/ por lo que pudo haber sido./ Los que sonríen ante las desgracias/ que les prodiga el mundo/ y mueven la cabeza/ ante noticias inesperadas./ Se quedarían asombrados/ si frente a ellos resplandeciera un día/ la justicia/ y retrocederían asustados a sus labores./ Las cadenas más firmes/ son suaves en los pies. (Miguel Gaya)